"Que el temor a fallar no te impida jugar"

sábado, 30 de abril de 2011

Hace ya unos días que volví de París y como siempre, vuelvo a sentirme perdida. Acabo de volver y ya quiero volver allí, echo de menos a la gente y esas fiestas en casa de amigos que te ofrecen comida asiática que jamás has probado pero que resulta deliciosa entre risas y bromas, y luego llega la hora de marcharse y te das cuenta de que sois tres personas en coche de dos plazas y que uno de los tres tiene que ir en el maletero y durante ese viaje te quedas dormida entre risas recordando cómo en el viaje de ida tres amigos tuyos tuvieron que cambiar una rueda de coche y sólo uno de ellos sabía hacerlo. No cambiaría por nada esas tardes. Tampoco cambiaría las tardes en las que grupos raros se forman y deciden que se toman algo en el Sports Bar riéndote mientras una camarera borde te atiende y media hora después la vuelves a llamar porque se ha olvidado de tu mesa.
Añoro esas tardes en las que te toca trabajar hasta las doce pero tienes un montón de compañeros trabajando contigo con los que lo pasas bien, y mientras esperas que algún coche llegue a tu casa lees novelas de amor para escapar a la realidad mientras el resto de tus compañeros hace Poubelle 8. Y luego tienes a dos de ellos discutiendo por quién te llevará a casa porque el siguiente bus no pasa hasta la una de la noche. Todos los buenos momentos han quedado atrás pero pronto en menos de dos meses llegarán otros buenos momentos, quizá incluso mejores porque será verano (y hará peor tiempo que en primavera).
Pero bueno..."siempre nos quedará París"

martes, 5 de abril de 2011

¡Mamá! Yo quiero ser intérprete

Estaba hecha un lío. Hasta ahora no tenía claro qué quería hacer con mi vida cuando acabase la carrera, pero ayer tras un congreso en vivo y en directo de varias horas, observando cómo trabajan los intérpretes en realidad, me quedó clarísimo.
Cuando llegamos era súper pronto y aún estábamos todas un poco dormidas, pero en seguida nuestra profe nos presentó a todas las intérpretes que había, menos un intérprete de neerlandés, el resto eran todo mujeres. Esto demuestra que es posible que nosotras seamos más aptas para este trabajo...jeje.
Lo que más fascinada me dejó fue la naturalidad con la que interpretaban, hablaban entre ellas, mandaban mensajes y escribían en el ordenador, vamos que se sentían como Pedro por su casa. Es fascinante además, se turnaban entre ellas y cambiaban cada 30 minutos (eran dos intérpretes es cada cabina), tenían las mejores consolas con la mejor tecnología.

Tras una hora y media de presentación pasamos a la terraza donde nos ofrecieron unos ricos manjares como los bombones de violeta y lila, unos riquísimos bollos y zumos naturales. Luego seguimos con la conferencia, aunque esta vez no estábamos metidos en cabina, estábamos en el auditorio escuchando con los auriculares y cambiando de canal, escuchando a los diversos intérpretes cada uno en su idioma. Fue una experiencia de lo más enriquecedora y que me ha resuelto mis dudas.